En una entrevista que publica el diario "El Mundo" recogida por Servimedia, el dirigente socialista dice que "quien calcula de manera partidaria beneficios que rentabilizar con la política antiterrorista, se equivoca".

Además, el presidente manchego añadió que "el principal error es seguramente que el inicio de todo este proceso no se haya hecho de la mano desde el primer momento, compartiendo las decisiones y siempre aceptando la premisa de que es el Gobierno quien tiene la responsabilidad de la política antiterrorista y no la oposición".

Sobre la creación de una mesa de partidos que funcionaría al margen del Parlamento vasco para afrontar el llamado proceso de paz, el presidente manchego señaló que "marginar al Parlamento siempre es un error grave en una democracia parlamentaria", porque las cámaras "tienen que ser el centro de la vida política de las instituciones democráticas. Y cuando hay más problemas, con mayor razón todavía".

A nivel de partido, Barreda se muestra partidario de aquellos que dentro del PSOE dicen que "del centro no hay que moverse. A estas alturas de 2006, algunos planteamientos ideológicos de la izquierda clásica han quedado claramente obsoletos y superados por muchas razones sociales y económicas".

A su juicio, "lo que los ciudadanos quieren y esperan de sus políticos es capacidad para resolver sus problemas. Y muchas veces, para resolver los problemas, sobre todo aquéllos que son de interés general, el acuerdo entre las grandes opciones es muy importante. Los ciudadanos no quieren que los políticos nos enfrentemos siempre y no acordemos nunca. Eso obliga a evitar los extremismos y todas las agresiones innecesarias. Yo gobierno en coalición con la sociedad", apostilló.

Por último, Barreda comentó la ley de Memoria Histórica que impulsa el Ejecutivo. Dijo que "es lógico y legítimo que haya habido españoles que no habiendo podido hasta ahora saber ni siquiera dónde se encontraban los restos de sus padres o de sus abuelos, hayan querido saberlo, recuperarlos y honrarlos".

Sin embargo, matizó que "eso no debe provocar una reacción por la parte contraria para que empecemos a tirarnos los huesos a la cabeza, porque me parece dramático. También en esto debe haber moderación. La reconciliación ya la sellamos con la Constitución de 1978. Por eso, si la consecuencia de la ley finalmente es el recrudecimiento de los enfrentamientos, entonces, desde luego, nos estamos equivocando mucho".