Barreda fue el último de los presidentes en acudir hoy al Palacio de La Moncloa dentro de la ronda de contactos del presidente del Gobierno, que comenzó el pasado 22 de diciembre y seguirá el próximo miércoles.

A la misma hora a la que las cabalgatas de reyes magos recorrían las calles españolas, Barreda dijo en rueda de prensa tras la reunión que esa coincidencia era "un buen augurio".

Sus primeras palabras fueron para denunciar el "error" de los dirigentes políticos que, al abordar esta negociación, contraponen los intereses de las comunidades autónomas a los del Estado, demostrando con ello que no han comprendido la base de la Constitución: un estado no está más o menos cohesionado porque esté más o menos centralizado, sino en función de los derechos de sus ciudadanos.

Barreda vinculó ese bienestar con la financiación, porque en Castilla-La Mancha, aseguró, no se dedicará a "abrir embajadas o delegaciones en el exterior" o a crear o incrementar una policía autonómica, sino a mejorar la sanidad, la educación o la atención a la dependencia.

Aseguró que todas las variables manejadas por el Gobierno en su propuesta "interesan" a Castilla-La Mancha porque dicha comunidad saldrá favorecida por los criterios de asignación de recursos adicionales, como el incremento de población o su dispersión.

"La filosofía, el esquema sobre el que estamos tratando es muy positivo", dijo Barreda, aunque aún queda mucho para perfilar y concretar, y poner las cifras "negro sobre blanco".