Bandrés, ex presidente de Euskadiko Ezkerra (EE), formación integrada en la actualidad en el Partido Socialista de Euskadi (PSE), explicó que "si un Estado democrático negocia con una organizacion terrorista para dar solución a cuestiones pendientes del País Vasco, tales como la reindustrialización, el paro o la cultura vasca, sería un enorme fracaso de la democracia".

No obstante, se mostró favorable a "hablar" con ETA, pero con una condición previa: "El cese inmediato de la violencia y en su caso, cuál sería la solución a un plazo medio y largo de sus presos y exiliados".

También se pronunció sobre la libertad de Julio Iglesias y el supuesto pago del rescate a ETA y señaló que está "alegre, porque una vida se ha salvado y porque una libertad injustamente secuestrada se ha recuperado".

Para el eurodiputado europeo, ese es el "valor primordial" de la libertad de Julio Iglesias, "pero esa alegría se ve disminuida por el hecho de que la liberación no ha sido incondicional".

E europarlamentario recordó que "el pueblo vasco ha salido a la calle con un lazo azul que significaba libertad incondicional, y ésta se ha producido mediante precio, elemento negativo de la libertad".

"LAPICES PARA LA PAZ"

Estas declaraciones fueron realizadas durante la presentación en Madrid de la campaña "Lápices para la paz", dirigida a conseguir material educativo para las escuelas de la antigua Yugoslavia y que responde a un llamamiento de Naciones Unida para mantener abiertos los colegios en osnia.

"Cuando pedí a Naciones Unidas una relación de las cosas que faltan, es muy bonito porque parece -la respuesta- una carta de unos niños muy pobres a los Reyes Magos, porque piden tizas, lápices, bolígrafos, cuadernos rayados, cartabones, reglas, relojes para las paredes y pilas para su funcionamiento", dijo Bandrés.

Aunque explicó que no quería "soslayar el problema", agregó como diputado del Parlamento europeo: "He sentido las enormes limitaciones de esa institución para solucionar ese prblema (la guerra en Bosnia) y a veces he sentido vergüenza de que Europa no haya sido capaz de resolver este conficto, ni tampoco la comunidad internacional".

A pesar de ello, ante esa sensación de vergüenza Bandrés precisó que "en vez de meter la cabeza debajo del ala", ha intentado "hacer algo como este acto de solidaridad, que es mantener abierta la esperanza".