EL BANCO DE ESPAÑA PRONOSTICA CRECIMIENTO NEGATIVO EN 1993 Y LA DESTRUCCION DE MAS DE 280.000 EMPLEOS

MADRID
SERVIMEDIA

El PIB registrará una caída de entre un 0 y un 0,4 por ciento en 1993, en lugar del crecimiento del 1 por cien previsto en los Presupuestos del Estado para este año, según dijo hoy el jefe de Coyuntura y Estudios del Servicio de Estudios del Banco de España, José María Bonilla.

Bonilla formuló este pronóstico en unas jornadas sobre "Previsiones de Demanda en el sector de automoción", organizadas en Madrid por la patronal Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles (Anfac) y el Instituto de Empresa.

Agregó que es "muy difícil" que el crecimiento económico caíga por debajo del 0,4 por cien, aunque advirtió eso dependerá de que las exportaciones mantengan durante todo el año la evolución positiva del primer trimestre y de que el ambiente de desconfiaza no lleve a un retoceso demasidado fuerte del consumo.

Como consecuencia de la caída en el crecimiento, el empleo tendrá un descenso que el Banco de España todavía no ha estimado pero que será superior a su última previsión, que lo cifraba en un 2,3 por cien, es decir, alrededor de 280.000 puestos de trabajo.

Bonilla indicó que esta previsión de destrucción de empleo resulta demasiado optimista tras conocerse los datos de la Encuesta de Población Activa del primer trimestre del año, periodo en el que perdieron el mpleo 258.180 personas.

El experto del Banco de España señaló que el problema del paro no tendrá una solución satisfactoria sin una reforma a fondo del mercado de trabajo, que consideró como una de las grandes prioridades de la política económica.

Advirtió que, en estos momentos, "para las empresas es rentable invertir en destruir empleo", debido a la falta de sensibilidad de los salarios ante las dificultades de crecimiento de la economía.

En su opinión, es un absurdo "espectacular" que en992, con un crecimiento económico del 1 por ciento, los salarios crecieran lo mismo que en 1987, cuando el PIB aumentó un 4,5 por cien.

Con esos aumentos salariales en tiempos de crisis, añadió, las empresas prefieren incrementar su productividad "de forma pasiva", es decir, reduciendo el empleo.

Bonilla señaló que, según las últimas estimaciones del Banco de España, la inversión caerá este año un 5 por ciento (en 1992 ya descendió un 2,5 por cien), lo que retrasará la recuperación al menos hastael primer semestre de 1994.

Agregó que este pronóstico coincide con el de la mayoría de foros extranjeros, que ya reconocen que la recuperación de la economía internacional no se producirá en el segundo semestre de este año.

Por lo que se refiere a otros indicadores económicos, Bonilla indicó que el consumo privado caerá un 1 por ciento, que las importaciones lo harán en un 0,6 por cien y que las exportaciones aumentarán entre un 5 y un 6 por cien.

La inflación podría situarse a final del ejrcicio en un 4,5 por cien (si bien esta previsión se realizó antes de la tercera devaluación de la peseta, que podría empeorar el resultado), y el déficit público se reducirá hasta el 3,6 por cien del PIB.

Bonilla subrayó las dificultades que existen para una recuperación internacional coordinada, debido a los intereses contradictorios de Japón, Alemania y Estados Unidos, puesto que sus problemas económicos también lo son.

Mostró asimismo su preocupación por el hecho de que esa recuperación acarre una creación de empleo menor que otras reactivaciones internacionales, tal como muestra el caso de Estados Unidos, que crecerá este año un 3 por cien, pero apenas generará puestos de trabajo.

LA INCOGNITA DE LA INVERSION

Bonilla señaló que la buena evolución de las exportaciones en lo que va de año tendría que ir seguida de un crecimiento de la inversión próximamente, para que ambas cosas se tradujeran en un nuevo modelo de crecimiento capaz de generar empleo sin generar desequilibrios.

A est respecto, indicó que la devaluación tiene que haber supuesto "un alivio" para las empresas exportadoras, que podrán mejorar sus márgenes en las ventas al extranjero.

Este extremo fue puesto en duda por el director general de Anfac, Enrique Fernández Laguilhoat, quien aseguró que las empresas de automóviles, que suponen el 25 por ciento de la exportación española, registrarán este año una caída de entre el 12 y el 18 por cien en sus ventas al extranjero.

(SERVIMEDIA)
26 Mayo 1993
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