El pacto de comptitividad propuesto por el PP incluye la desregulación de actividades básicas de la economía, con la eliminación de los controles sobre reparto de lineas y tarifas en los sectores aéreo, marítimo, ferroviario y transporte urbano y por carretera.

Aboga también por la supresión de las subvenciones de los servicios postales, la privatización de Caja Postal, la elaboración de una Ley de Bases de la empresa pública y la revisión, en un sentido liberalizador, de la Ley de Ordenación de las Telecomunicacione.

Mención aparte merece para el PP el sector energético. Sus propuestas en este terreno pasan por la elaboración de un nuevo Plan Energético Nacional, que privatice las empresas públicas y ponga fin al monopolio de petróleos.

El plan del PP defiende asimismo la reforma de la financiación de la Seguridad Social, reduciendo en ocho puntos durante los dos próximos años las aportaciones de trabajadores y empresarios. Estas aportaciones representaron en 1990 el 67 por cien de los ingresos de la Seguriad Social, mientras que el resto correspondió al Estado.

El PP reclama igualmente una reforma fiscal que suponga la reducción de los impuestos directos, una rebaja en las retenciones del IRPF y la regularización inmediata de los balances empresariales. Según Aznar, de esta forma se promoverá "el ahorro y la eficiencia económica".

PLAN RURAL

Otro puntos del pacto de competitividad defendido por el presidente del PP se refiere a la política agrícola, campo en el que el PP preconiza un Programa Inegral de Desarrollo del Medio Rural.

En materia de infraestructuras, la principal propuesta es la conversión en autopistas de todas las carreteras de gran capacidad y la revisión de las inversiones programadas para el Tren de Alta Velocidad y el nuevo ancho de vía en el Plan de Transporte Ferroviario.

El último de los nueve puntos de que consta la propuesta popular hace referencia a la investigación científica y desarrollo tecnológico. El PP reclama un mayor gasto para estos fines y la elaboració de un inventario de los recursos existentes en los diferentes campos de la investigación.

En la presentación del plan, Aznar afirmó que las medidas para asegurar el éxito de España en el mercado único no deben estar influidas por problemas electorales ni ligadas a intereses de partido.

En su opinión, el reto del mercado único no permite más errores en el diseño de la política económica de los próximos años. Subrayó entre los objetivos a conseguir que no aumente la presión fiscal y lograr el equiibrio de las cuentas públicas para 1994.