"En una democracia, los mecanismos institucionales para eliminar a los políticos que se equivocan profundamente son las elecciones. Pero también hay otros mecanismos, cuando el error o la trampa deben conducir a la dimisión del censurado por la opinión pública", dijo Aznar.

Aznar afirmó que "un mal político es un castigo paralos ciudadanos", pero reconoció también que "un buen político puede hacer mucho bien a su pueblo". "Las instituciones son muy importantes, pero, como decía Popper, también son importantes las personas que las custodian", añadió.

El presidente del PP defendió no obstante la profesión de político, de la que dijo que "es una de las más dignas y necesarias en una sociedad libre, es de las más expuestas a la pretensión de saberlo todo y de la menos predispuesta a la confesión de errores".

Aznar defendó la necesidad de actuar mediante convicciones en la tarea política. "Aunque parezca paradójico, una sociedad con hombres sin convicciones puede encontrarse en el umbral de la intolerancia. La tolerancia es virtud que sólo puede ser ejercida por quien posee convicciones. Al amar las suyas, reconoce que los demás también las poseen y que, aunque sean diferentes de ellas, merecen respeto. Nace así la posibilidad del diálogo y el pluralismo, con que los hombres avanzan en una sociedad abierta".

Por otra arte, el presidente del PP resaltó en su intervención el valor de la prensa libre en su papel de escudriñar las acciones de los protagonistas de la vida pública. "Cualquier limitación o amenaza de restricción de la libertad de prensa es un empobrecimiento para todos, como un ejercicio irresponsable de esa libertad lesiona el prestigio y la credibilidad que los medios de comunicación deben tener para ejercer con plenitud su importante papel social".

Aznar elogió además a los que saben asumir la crítica "Sólo si escuchamos atentamente las objeciones de nuestros allegados y los argumentos de nuestros contrarios podremos soñar en ir progresando en conocimientos y sabiduría".