Aznar comenzó hoy su visita oficial a Chile, tercer y último país de su actual gira Iberoamericana, con un esperado discurso, después del polémico nombramiento de Pinochet como senador vitalicio y tras las últimas actuaciones que los jueces españoles Baltasar Garzón y Manuel García-Castellón están llevando a cabo sobre los desaparecidos españoles en la dictadura.

Durante su discurso, el presidete del Gobierno afirmó que "hace un mes, el presidente Frei reclamaba con acierto en España respeto por la transición política chilena. Quiero dejar aquí, ante los representantes de la soberanía popular chilena, expresa constancia de que el Gobierno de España respeta profundamente y sigue con su mayor interés y apoyo el proceso de transición empezado con acierto en el año 90 por el presidente Aylwin, y continuado con similar fortuna por el presidente Frei".

Añadió que "no se trata de escapar hacia el uturo para olvidar el pasado o eludir las dificultades del presente", sino que "se trata simplemente de no quedar presos en la historia. No hay dos transiciones iguales".

Aznar participará esta noche en una cena que le ofrecerá el presidente de la República chilena, Eduardo Frei.