Esta tesis contrasta con la estrategia histórica del PSOE, para el que cualquier solución a la violencia pasa por el PNV. Incluso en 1986 llegó a ceder la Presidencia del Ejecutivo de Vitoria a Jsé Antonio Ardanza, a pesar de que los socialistas habían ganado, por la escisión que protagonizó Carlos Garaikoetxea en el entonces hegemónico PNV.

"El nacionalismo tiene que aceptar que es una expresión importante, pero sólo una expresión, entre otras, de la pluralidad vasca, y aceptar con naturalidad que hay otras fórmulas, otras alternativas que pueden, legítimamente, abrirse paso, como de hecho ya ocurre en diferentes niveles de las instituciones vascas", ha dicho Aznar en referencia al dominio dl PP en Alava.

El jefe del Ejecutivo hacía estas reflexiones en su conferencia "España: libertad, pluralidad y Constitución", que ha pronunciado en el Palacio Euskalduna, de la capital vizcaína, invitado por la sociedad El Sitio.

Este colectivo, que cumple este año su 125 aniversario, fue fundado por notorios liberales al final de la última guerra carlista. Su actual junta directiva ha nombrado a Aznar socio honorario, un galardón que comparte con el que fuera presidente de la República, Manuel Aaña, y Woodrow Wilson, presidente de los EEUU a principios de siglo.

En la primera conferencia que pronuncia un presidente español en este foro liberal desde hace 66 años (el último fue Azaña), Aznar ha pedido al PNV que acepte haber cometido un "error mayúsculo" al asumir el soberanismo para atraerse a ETA, y que vuelva "al sentido común y a la realidad" que suponen la Constitución de 1978 y el Estatuto de Autonomía.

El presidente del Gobierno cree, en palabras de Miguel de Unamuno, otro liberalque inició su proyección pública en El Sitio, que "el futuro del País Vasco no puede ser la pretensión estéril de recrear un pasado que nunca existió", en alusión a la Euskal Herría independiente.

A su juicio, Constitución y Estatuto de Gernika vertebran Euskadi "por primera vez en la historia" y constituyen, también por primera vez, "un verdadero ámbito de decisión" con contenido. "Son la Constitución y el Estatuto", prosiguió, "los que salvaguardan y potencian el Concierto Económico que deja así de er el simple resto del naufragio foral".

REIVINDICACION DE ERMUA

José María Aznar cree que estas son "verdades silenciadas" por la mayoría nacionalista que intenta hegemonizar un territorio con población plural y que cuando propone una reforma constitucional "la convierten en una cortina de humo de una espiral excluyente que sólo conduce hacia la ruptura".

Sin citarle, salió al paso de la apreciación del presidente del PNV, Xabier Arzalluz, de que los protagonistas de la violencia callejera resonden de esa manera a las tretas del Gobierno. "Los que asesinan", ha dicho Aznar, "ya saben que si hacen estallar un coche-bomba no es porque sean asesinos, sino porque hay un conflicto histórico que resolver".

Frente a las tesis nacionalistas de dialogo con ETA, Aznar ha insistido en que no cree en las políticas de "apaciguamiento", que la banda terrorista interpreta siempre en clave de debilidad de los demócratas.

"Ermua sigue siendo la lección y el ejemplo, que pervive y marca un antes y un dspués en el protagonismo de los ciudadanos que hacen de la paz su aspiración esencial", subrayó el jefe del Ejecutivo, que se ciñó durante toda la conferencia al texto que traía preparado.

El candidato del PP a la Presidencia del Gobierno se ha trasladado a pronunciar esta conferencia a pié desde un hotel cercano al palacio Euskalduna, como también ha querido dar un paseo horas antes en Portugalete, una de las zonas más castigadas por la violencia callejera.

En la Casa de Cultura de esta localida, el presidente del Gobierno se ha reunido con concejales del PP en ese municipio y otros dos de la margen izquierda, Baracaldo y Sestao. Todos ellos le han regalado una carabela de plata para conmemorar su visita.

A la entrada del edificio, Aznar ha podido observar cómo varias personas del colectivo "Solidarios con los presos" se asomaron a diferentes los balcones del edificio de enfrente y, vestidos y enmascarados de blanco, gritaban consignas a favor del acercamiento de presos etarras a cárceles de País Vasco.