La avería se detectó a 40 millas del lugar de destino cuando, una vez iniciada la maniobra de descenso se activó la luz indicadora de aviso de incendio en el motro derecho.

Los pilotes, según las fuentes citadas, tras comprobar la no existencia de fuego en el motor, continuaron con el procedimiento de emergencia: parada del motor afectado y realización de un aterrizaje en el aeropuerto más cercano.

Una vez entierra, se efectuó una revisión técnica del avión,y se comprobó que, efectivamente, se trataba sólo de un fallo en el indicador eléctrico de aviso. En cualquier caso, ni pasajeros ni tripulación sufrieron el más mínimo percance físico.