Esta medida, anunciada por el secretario geeral de Infraestructura del MOPT, Emilio Pérez Touriño, trataría de financiar el mantenimiento de la red de carreteras públicas, sobre todo de las denominadas "vías de gran capacidad".

Según los responsables del MOPT, este nuevo impuesto sería de unas 5.000 pesetas para los turismos y de unas 10.000 pesetas para los camiones. El parque automovilístico español contaba a finales de 1990, según datos oficiales, con más de 14,5 millones de unidades, de las que 12 millones eran turismos y el resto vehículo industriales.

Las fuentes de CETM consultadas afirmaron que tras actualizar estos datos y de implantarse el impuesto en la actualidad, los propietarios de turismos habría de pagar 64.000 millones de pesetas y los de camiones unos 26.000 millones.

De este dinero, habría que dedicar unos 70.000 millones de pesetas anuales sólo al mantenimiento de las vías de alta capacidad, ya que el MOPT ha anunciado su intención de dedicar cinco millones de pesetas para la conservación de cada kilómetro de autova cada año.

Tanto la CETM como la Asociación Nacional de Fabricanters de Automóviles y Camiones (ANFAC) han expresado su total rechazo a esta medida.

La CETM afirmó que con este nuevo impuesto el Gobierno trata de tapar el fracaso de su política económica y supone "otro descalabro para el sector del transporte por carretera".

Por su parte, ANFAC estimó que el impuesto que se paga al comprar un vehículo y el de circulación suponen una recaudación que supera los dos billones de pesetas, "cantiad muy superior a la que el ministerio invierte al año en carreteras".