Ausbanc denuncia a través de un comunicado que ante cualquier eventualidad que lleve al impago de una o varias cuotas del préstamo, la entidad financiera resuelve unilateralmente el contrato con el comprador de la vivienda y le reclama las cuotas vencids, los intereses de demora, el capital pendiente hasta la finalización del préstamo y las costes judiciales por el total.

Estas cuantiosas reclamaciones, que Ausbanc considera "de dudosa legalidad", provocan, a su juicio, que la rehabilitación del préstamo hipotecario resulte imposible, con lo que la pérdida de la vivienda es inevitable. Además, añade que el afectado no puede optar a otra operación financiera al figurar en el registro de morosos.

Esta organización de usuarios bancarios destaca qu las parejas jóvenes son los principales titulares de compra de viviendas, resultando los más afectados por esta práctica que realizan grupos dominantes, en relación a los bancos y cajas de ahorros.

Para evitar esto, Ausbanc pide el derecho por ley a rehabilitar un préstamo para compra de vivienda, siempre que se paguen las mensualidades efectivamente adeudadas más los intereses de demora, "que son muy altos y ya penalizan gravemente ese incumplimiento", y más las costas procesales producidas, calculaas, según esta organización, conforme a lo efectivamente adeudado y no sobre no lo vencido o el principal total.

Ausbanc, que cree que la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil es la "gran ocasión" para regular este derecho y preservar el derecho a la vivienda garantizado en la Constitución, recuerda que cada año se formalizan alrededor de medio millón de créditos con un importe global que supera los cinco billones y medio de pesetas.

Según Ausbanc, más del 50% de estos préstamos está por encima de lo 10 millones y su tiempo de vida, en más de un 80%, está entre los 10 y los 20 años. A su juicio, en un plazo de 10 ó 20 años pueden suceder en la vida de una persona imprevistos que perjudiquen a su situación económica e impidan hacer frente a los pagos del crédito, como una enfermedad, un accidente o perder el trabajo, por ejemplo.