El tribunal de la Audiencia onubense ha cosiderado probado que de todos los indicios expuestos en el juicio, se deduce que José Franco de la Cruz fue el autor de la violación y asesinato de la niña Ana María Jerez Cano el día 16 de febrero de 1991, jornada en la que la pequeña, de 9 años, desapareció para ser localizado su cadáver en avanzado estado de descomposición tras más de dos meses de búsqueda en los humedales del río Tinto, en una zona muy próxima a la capital onubense.

"Espero que este individuo", señaló la madre de la víctima, Adoraión Cano, "cumpla íntegramente la condena y que los 15 millones de pesetas que le piden de indemnización se conviertan en más años de prisión".

En declaraciones a Servimedia, la madre de la víctima dijo que era necesaria la adopción de la "cadena perpetua" al objeto de que "mostruos como este no puedan seguir en libertad tras cumplir su condena, porque pueden volver a hacer barbaridades como la que ha hecho el que se llevó a mi hija para siempre".

Adoración Cano añadió que la desaparición de su hja ha provocado el "eterno hundimiento de toda la familia" y matizó que "sus padres y hermanos estamos muertos en vida".

En el juicio, que quedó vito para sentencia el miércoles de la pasada semana, el forense sevillano Luis Frontela declaró que una fibra de tejido encontrdo en una uña del cadaver de la víctima coincidía plenamente con otra encontrada en una silla de la casa donde vivía el acusado con sus padres. Esta ha sido la única prueba material presentada durante la vista oral.

El juicio de"Pepe el Boca" se inició con fuertes medidas de seguridad en prevención de un posible linchamiento al procesado, José Franco de la Cruz, el cual negó en todo momento haber sido autor de los hechos y acusó a la Policía y al juez de "haber montado la detención".

El procesado, al que anteriormente le constaban antecedentes penales por abusos deshonestos entre otros asuntos, se calificó como una persona alcohólica que, "en tan sólo 4 ó 5 horas me puedo beber 12 litros de cerveza" y concluyó la vista oral anteniendo su "inocencia".

"Soy inocente y sería incapaz de hacer esto y menos a una criatura", señaló José Franco de la Cruz.