Se trata de Unai Mallabia Sánchez, Naiara Mallabi Sánchez, Aitor Fernández Terreño y Aingeru Cardeño Reoyo. El fiscal pide que cada uno de ellos sea condenado a 15 años de prisión por un delito de terrorismo en relación con uno de incendio.

El fiscal encargado del caso, Pedro Rubira, considera que los cuatro procesados se pusieron de acuerdo para quemar el autobús el 10 de febrero de 2002. Para ello, simularon un accidente de tráfico, tumbando un ciclomotor y colocando al lado del mismo una persona en posición fetal, lo que obligó al conductor del autobús a frenar.

Seguidamente, los cuatro procesados lanzaron cócteles molotov contra el autobús, que quedó completamente calcinado. En ese momento estaban dentro del vehículo el conductor y un pasajero.