La acusación particular, ejercida por los familiares del fallecido, Francisco Cebrián Arias, había solicitado la mposición de veinte años de reclusión mayor y una indemnización de cinco millones de pesetas a sus herederos, así como el exilio del acusado para que no pudiese volver a residir a menos de 25 kilómetros de distancia del lugar del crimen.

El fallo de la audiencia granadina considera a Luis Bayo autor de un delito de asesinato, pero le reconoce la eximente completa de enajenación mental, basándose para ello en el informe emitido por cinco psiquiatras forenses durante la vista oral del caso, celebrada elpasado miércoles 23.

Según estos informes periciales, Luis Bayo sufre, desde antes de cometer el crimen, una esquizofrenia paranoide crónica y desorganizada, "que le anula sus facultades de pensamiento y voluntad de manera absoluta".

La sentencia estima que este diagnóstico explica el "asesinato alevoso, traicionero e inesperado en que el encausado perpetró el ataque contra Cebrián Arias".

Luis Bayo entró en un bar de su localidad a primeras horas de la noche del 8 de mayo de 1987 y, al obsevar la presencia de quien sería su víctima y creyendo que estaba riéndose de él, le asestó una puñalada con un cuchillo de siete centímetros de hoja, causándole la muerte veinte días después.

La audiencia granadina fija una indemnización de cinco millones de pesetas, destinados a los padres de la víctima, y obliga a Luis Bayo a someterse a tratamiento ambulatorio controlado por especialistas, que informarán mensualmente al tribunal y que deberán decidir sobre su internamiento.