En una entrevista que publica hoy "Campus Diario", periódico digital sobre asuntos universitarios, Martínez Montávez resalta ue la propia figura de Osama Bin Laden "es más un producto de laboratorio que un producto natural", en cuya creación ha contribuido en parte el propio Occidente, "quizá de una manera más inconsciente que consciente".

Con Bin Laden, "se está creando una especie de híbrido entre mito y leyenda, que puede resultar tan odiado por unos como adorado por otros. Es una especie de símbolo doble", afirma el catedrático.

Martínez Montávez, arabista de prestigio mundial que ha sido profesor en El Cairo, Sevila y ahora en Madrid y que ha publicado más de veinte libros, no cree que exista una unión entre los diversos movimientos islamistas.

"Si se produce una unión, va a ser absolutamente temporal y transitoria y va a ser más como mecanismo de respuesta y como mecanismo defensivo que otra cosa. Los movimientos islamistas casi nunca se han puesto de acuerdo entre ellos y casi nunca han actuado de una manera conjunta", señala.

Tampoco considera que las universidades islamistas puedan considerarse como "emilleros" de potenciales terroristas o, al menos, integristas. "Precisamente las personas que han cometido los atentados suicidas en Nueva York y Washington no han estudiado en universidades islámicas; preferentemente han estudiado en universidades occidentales", asegura, para rebatir esa presunta relación entre universidad e integrismo.

Para el catedrático Martínez Montávez, más que de islamismo cabría hablar de islamismos. "El islamismo es una manera, evidentemente minoritaria, de interpretar el Isam y habría que hablar de islamismos, porque las diversas tendencias se diferencian bastante unas de otras. Además, en muchas ocasiones no habría que hablar ni siquiera de movimientos islamistas, sino de movimientos islamizantes, islamitoides o con otros de los muchos sufijos que tiene la rica lengua española".

En cualquier caso, el islamismo en sentido genérico se caracteriza básicamente, según el arabista, por ser una interpretación rigorista del Corán y de la doctrina coránica, y una interpretaciónque no va más allá de lo que podríamos llamar la letra, el literalismo, que excluye cualquier otra posibilidad de interpretación.