López Alegría confesó que a una altura de 225 kilómetros "se pueden ientificar las ciudades, sobre todo cuando están al lado de algo notable. Vi Valencia, Lisboa, la bahía de Cádiz, Gibraltar. El Mar Menor también fue fácil de ver", dijo en declaraciones a la Cope.

Después de todos los problemas que tuvieron para despegar, el astronauta destacó que no hubo ningún momento de inquietud durante el viaje, "fue todo perfecto, quizás la parte del viaje donde estás más nervioso es el ascenso, pero es tan excitante que no te da tiempo para tener miedo".

Miguel López Alegra señaló que "36 horas después del aterrizaje todavía estaba un poco mareado, como si estuviese borracho, aunque no hubo nada de eso porque lo único que bebí fue polvo con agua y me parece a mí que todavía eso no lo han inventado con el vino".

El primer astronauta español, que espera volar de nuevo por el espacio dentro de dos años, ha vuelto a España "para compartir con la gente española que me ha apoyado un montón, todo el viaje. Casi estoy ahora más ocupado que antes del viaje, por el tema de las ftografías".