En su opinión, la cifra del 3 por ciento del total de la población que se baraja oficialmente "carece de rigor", porque todavía se desconoce el alcance social de la problemática originada por la adicción al juego.

Enrique Vega, que inauguró unas jornadas organizadas por la Asociación Navarra de Ludópatas, aseguró que el 20 por ciento de los suicidas son adctos al juego.

Tras criticar la falta de información sobre esta enfermedad, señaló que la escasa previsión de los sucesivos gobiernos, al permitir el juego y no calibrar sus nefastas consecuencias, hace que la sociedad "no sepa lo que trae el juego, que a la larga no da nada a nadie".

"El problema está en la juventud. No hacemos nada si en nuestras asociaciones `desenganchamos' a cuatro y por otro lado nueve más se convierten en jugadores patológicos", añadió.

Por su parte, la presidenta de a Asociación Navarra de Ludópatas, Consuelo Erce, afirmó que la ludopatía afecta a unos 6.000 navarros.

NO SON VICIOSOS

En la primera fase de la enfermedad, la persona juega poco, minimiza las pérdidas y da mucha importancia a las ganancias, aumentando la autoestima, aseguran médicos y enfermos.

La segunda etapa se caracteriza por que el jugador gasta más dinero y con más frecuencia, pasando de jugar por puro entretenimiento a hacerlo por necesidad.

Finalmente, el jugador se endeuda y cominza a tener graves problemas económicos, con el consiguiente deterioro de las relaciones familiares.

Según la experiencia relatada por algunos ludópatas regenerados, para "desengancharse" el afectado debe reconocer que es un enfermo "y no un vicioso", y debe tener la firme voluntad de querer dejarlo.