Una investigación realizada por el Hospital Pediátrico Park de Oxford analizó durante cuatro semanas la evolución del sueño, las funciones cognitivas y el humor de 21 niños con asma y 18 sanos, todos ellos entre 5 y 16 años de edad. Al inicio de la investigación, ls asmáticos sufrían muchas más interrupciones, momentáneas o de larga duración, durante el sueño y se sentían somnolientos durante el día.

Además, obtenían resultados mucho peores que los no asmáticos en los tests de memoria. Los asmáticos se confesaron más depresivos que los del grupo de control y sus padres consideraban que tenían más dificultades de aprendizaje, síntomas psicosomáticos y problemas de comportamiento.

Los cambios en el tratamiento del asma lograron reducir el número y la duració de los episodios de despertar durante la noche. Gracias a ello, mejoraron también la memoria y el estado de humor de los niños.

"Los niños con asma sufren muchas más dificultades para dormir y efectos psicológicos derivados de lo que se cree", comentan los autores del estudio. "Este aspecto debe ser tratado dentro de los cuidados generales a los asmáticos".