El ejercicio está planeado, dirigido y ejecutado por la Flota. Las aguas del suroeste de Canarias son el escenario en esta edición de las maniobras. También hay otros dos blancos remolcados por motos de agua teledirigidas que generan una firma de calor y un blanco geoestacionario experimental desarrollado por el Real Observatorio de la Armada y la Universidad de Cádiz consistente en una plataforma con capacidad de maniobra adecuada para mantenerse estática en un punto fijo. Y como blancos alternativos se dispone de dos antiguas lanchas de instrucción.

Junto con los medios ya citados colaboran los Buques de Acción Marítima Relámpago y Rayo, el patrullero de altura Centinela y el buque auxiliar Mar Caribe. Además de un avión de media velocidad Cessna Citation de la Armada y otro avión C235 de vigilancia marítima del Ejército del Aire y del Espacio.

Las principales armas empleados son los siguientes; misiles Harpoon, Penguin y Maverick, y bombas JDAM y MK-82. Este tipo de maniobras permite, especifica la Armada, elevar el adiestramiento de las dotaciones; comprobar procedimientos y el alistamiento y eficacia de los sistemas de armas de las unidades participantes; y evaluar los métodos de tiro y tácticas o procedimientos de lanzamiento en vigor en las distintas clases de municiones mediante la ejecución de ejercicios de forma lo más aproximada posibles a acciones tácticas reales.

La zona seleccionada se encuentra a una distancia de 100 millas náuticas (182 km) del archipiélago canario, puesto que no existe el compromiso de no realizar ejercicios que impliquen el uso de sonares activos a poniente y al sur dentro de las 50 millas náuticas de las islas más occidentales. Las islas Canarias constituyen, hay que recordar, el territorio marino con más variedad de especies de cetáceos, tortugas marinas y tiburones de España.

“La elección de esta zona, manifiestamente alejada de las rutas marítimas y aéreas, supone la respuesta a la realidad medioambiental de las Islas Canarias, así como una muestra más del compromiso de la Armada con los retos y demandas necesarios para la protección del medioambiente, el desarrollo sostenible y su permanente preocupación por reducir el impacto de la actividad en el medio marino”, explica la propia Armada.

Además, añade, durante el ejercicio se controla la situación aérea y de superficie, con los medios necesarios para la vigilancia de la zona y se tiene en cuenta el convenio Marpol en cuanto a contaminación.

Tras el largado de los blancos a primeras horas de ayer jueves, comenzó la secuencia de lanzamientos desde las distintas unidades de la Armada. Después, se comprobará fehacientemente que los buques-blanco han quedado hundidos para que no constituyan peligro para la navegación. En caso de ser necesario, informa la Armada, se detonarían explosivos colocados por buceadores en el casco.