Garzón preguntó a Scilingo por el ex capitán argentino Alfredo Astiz, recientemente sancionado en su país por jactarse de haber participado en la represión argentina. Scilingo dijo al juez que había coincidido con Astiz en la Escuela Superior de la Armada (ESMA), donde estuvo ubicado un centro de represión.

"Allí tenía una participación muy activa", dijo Scilingo, quien añadió que Astiz se ocupaba de cuestiones de inteligencia y detención de sospechosos de las que era uno de los máximos responsables.

DESTRUCCION DE LA ESMA

Garzón preguntó al arrepentido sobre la posibilidad de que la destrucción de la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA), uno de los centros de represión más importantes de la armada argentina, y que va a ser destruido por una reciente orden del presidente Carlos Menem, pueda acarrear la destrucción de pruebas importantes para la investigación.

Scilingo dijo que él no conocía la situación de viejos archivos ni documntación, pero sí que bajo las instalaciones deportivas que existían en la ESMA se encontraban las zonas donde se podrían localizar restos de las personas que fallecieron en diferentes torturas cometidas en estas instalaciones.

Además, desde la ESMA partían los llamados "vuelos de la muerte", en los que se arrojaba al mar a prisioneros sedados y dormidos. Scilingo reconoció ante Garzón que él había participado en al menos dos de estos vuelos.

Por ello, el juez decretó prisión para el ex militar, eudible bajo fianza de cinco millones de pesetas. Dos meses después, Garzón dejó en libertad a Scilingo, quien debe presentarse semanalmente ante la justicia y tiene prohibido abandonar España.