Biodiversidad
Las áreas protegidas privadas ayudan a conservar regiones ignoradas y amenazadas
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Una nueva investigación muestra que las áreas protegidas privadas ayudan a conservar biomas (conjunto de ecosistemas característicos de una zona biogeográfica definidos a partir de su vegetación y de las especies animales que predominan) subrepresentados y regiones altamente amenazadas.
Esas áreas son tierras administradas de forma privada reservada para preservar la biodiversidad y los ecosistemas. Pueden ser establecidas por varias entidades diferentes, como individuos, grupos comunitarios, corporaciones u ONG, lo que difiere de la mayoría de las áreas protegidas estándar, que son administradas y mantenidas por entidades estatales y gubernamentales.
Las áreas protegidas privadas están aumentando en número y extensión, pero hasta ahora se sabía muy poco sobre su contribución a la conservación natural.
Investigadores de las universidades de Leeds y Manchester (Reino Unido) evaluaron 17.561 áreas protegidas privadas en 15 países de los cinco continentes y su estudio aparece publicado este jueves en la revista ‘Nature Ecology and Evolution’.
El trabajo revela que, en comparación con las áreas protegidas estatales, las áreas protegidas privadas tienen el doble de probabilidades de estar en zonas con la mayor perturbación humana, como las utilizadas para la agricultura y la minería, y el triple de estar en biomas con casi ninguna reserva de conservación establecida y proteger un 1,2% de las áreas clave de biodiversidad.
Según el estudio, el más grande hasta la fecha en esa materia, las áreas protegidas privadas representan un 3,4% de la tierra bajo protección. También aumentan la conectividad entre zonas conservadas en más de un 7%. Ello ayuda a prevenir los cuellos de botella genéticos, lo que permite una dispersión más fácil de las semillas y la migración animal.
“Nuestro estudio muestra que las áreas protegidas privadas pueden hacer contribuciones únicas y muy reales al estado de conservación. Merecen más atención, reconocimiento y recursos para un mejor diseño e implementación”, apunta Rachel Palfrey, investigadora de la Facultad de la Tierra y el Medio Ambiente de la Universidad de Leeds, y autora principal del trabajo.
Palfrey apunta que, “al reconocer su papel en los esfuerzos de conservación, se puede hacer más para coordinar el establecimiento de áreas protegidas privadas y maximizar sus beneficios”. “Las áreas protegidas gobernadas por el Estado dominan las estrategias de conservación en la mayoría de los países, pero la acción del gobierno por sí sola será insuficiente para alcanzar los objetivos de conservación global y ayudar a proteger contra la devastadora pérdida de biodiversidad”, añade.
“Este estudio destaca la importancia de utilizar todos los recursos e intereses disponibles para establecer porciones de tierra protegidas de vital importancia. Un mayor apoyo legislativo, técnico y financiero para las áreas protegidas privadas podría ayudar a facilitar su establecimiento y también fortalecer los marcos legales para otras formas de conservación, incluidas las reservas indígenas y las áreas conservadas por comunidades”, indica Johan Oldekop, profesor de medio ambiente y desarrollo del Instituto de Desarrollo Global de la Universidad de Manchester.
CUMBRE DE BIODIVERSIDAD
Los científicos han advertido que las actividades humanas provocan una extinción masiva de la vida en el planeta y que la pérdida generalizada de biodiversidad podría provocar el colapso de un ecosistema global.
Los esfuerzos de conservación serán un tema clave en la próxima Cumbre de Biodiversidad de la ONU, que se celebrará del 25 de abril al 8 de mayo en Kunming (China) y en la que se adoptará un marco global de biodiversidad posterior a 2020.
En 2021, una coalición de más de 50 países se comprometió a proteger casi un tercio del planeta para 2030 en un esfuerzo por frenar la extinción de la vida silvestre.
Actualmente, las áreas terrestres protegidas cubren aproximadamente un 16% de la masa terrestre del mundo. Sin embargo, el estudio advierte de que se crean de manera desproporcionada en zonas más altas y empinadas, que tienen un potencial agrícola y económico más bajo. Al ritmo actual de establecimiento de áreas protegidas, es poco probable que se alcancen los objetivos de conservación.
Los autores enfatizan la necesidad de más investigación sobre las contribuciones espaciales de las áreas protegidas privadas en todo el mundo para ayudar a respaldar su inclusión en las estrategias nacionales de conservación.
(SERVIMEDIA)
07 Abr 2022
MGR/gja