El Alto Tribunal entiende que las pruebas de cargo en las que se basó el Juzgado de Instrucción número 8 de Málaga "presentan serias quiebras", lo que abre "un importante margen de duda" respecto a que el hecho de que el acusado hubiese cometido el delito que se le imputaba.

En este sentido, señala que la denuncia parte de la "existencia de una leve afección cutánea en la zona vagnal de una de las niñas muy magnificada en su alcance", que fue atribuida al acusado "en virtud de las manifestaciones de la madre y la abuela".

El Supremo indica que la "errónea interpretación" de la causa de tales afecciones en una de las niñas pudo provocar una "conclusión apresurada" por parte de la madre y de la abuela materna que les hiciese pensar que las causó el padre.

De este modo, el tribunal concluye que las niñas pudieron "interiorizar" que efectivamente habían sufrido tales abusos acausa de la "sucesión de interrogatorios compulsivos y necesariamente sugestivos" a los que fueron sometidas y en los cuales estuvo presente la madre.

La sentencia de la Sala de lo Penal del Supremo, difundida hoy, critica la "pobreza" de la argumentación de la sentencia condenatoria, que no recogía tampoco las numerosas contradicciones en las que incurrieron ambas niñas durante sus declaraciones.

Asímismo, recuerda que el Juzgado de Instrucción malacitano tampoco prestó atención a las distintas onclusiones aportadas por los psicólogos que estudiaron el caso y trataron a las niñas.