A esta cifra hay que sumar los 522 millones de euros que se van a invertir este año (300 de ellos en políticas de aguas), en el marco del Plan Andaluz de Control de la Desertificación. Esta iniciativa, cuyo principal objetivo es prevenir y frenar este proceso de erosión del suelo, tiene prevista una inversión total de 7.500 millones de euros en diez años.

La consejera destacó la diferencia entre la desertificación natural (heredada), que se concentra en Almería, y la que genera la actividad humana, que abarca un territorio mucho más amplio.

Así, Málaga es la provincia que más sufre la desertificación por sus fuertes pendientes, un 42% de su territorio en grado alto o muy alto, mientras que ese nivel en Almería es del 19% y en Granada del 13%, en particular en la zona norte de la Sierra del Buitre, Cara norte de la Sierra de Alhama, Sierra de Almijara y Sierra de la Contraviesa.

Otros datos que explican la situación regional es que cada año se pierde una media de 2 centímetros de suelo, o que los pantanos reducen 18 hectómetros anuales su capacidad por colmatación.