La cuenca del Guadalquivir no ha recibido lluvias fuertes desde 1989. El pasado mes de octubre captó una cantidad inapreciable, con sólo cuatro días de lluvia, por lo que los pantanos están aproximadamente al 6 por cien de su capacidad.

Por su parte, la Confederación Ecologista Pacifista de Andalucía (CEPA) ha reiterado hoy su negativa a que se construyan nuevos embalses, al considerar que no s la solución para el impacto de la sequía. Según sus datos, en 25 años la capacidad de los embalses andaluces ha aumentado un 70%, pero el volumen de agua embalsada ha descendido en un 40%.

El coordinador de la CEPA, Francisco Casero, que ha pedido un nuevo plan de regadíos, reclama que se supriman en Andalucía 200.000 hectáreas de regadío -de las 800.000 hectáreas de superficie actual- y que el Estado intervenga para regular el precio del agua embalsada. En la cuenca del Guadalquivir el agua embotelada ha generado una facturación superior a los 50.000 millones de pesetas en los dos últimos años.