En declaraciones a Servimedia, Botella valoró que la iniciativa del Consistorio de Barcelona de sancionar a quien ejerza la prostitución en la calle supone "sacar de la calle a las prostitutas y meterlas en los clubes, pero yo estoy en contra de la prostitución por principio, porque creo que dar a cambio de un precio algo tan íntimo del ser humano como es la sexualidad supone, de entrada, un ejemplo de desigualdad y de violencia".

En este sentido, defendió las políticas que viene aplicando su departamento de poner trabas a los clientes en los lugares donde tradicionalmente se ejerce la prostitución en la capital española, con medidas como las adoptadas en su día en la Casa de Campo, de dificultar la circulación de vehículos, o en el polígono industrial de Villaverde.

"Por ello a mí no me vale limpiar la calle, nosotros lo que tratamos es hacer una ciudad incómoda para el cliente y a la vez tratar de ofrecer a las prostitutas algún tipo de salida, que empieza por información, atención sanitaria, cursos de formación...eso no quiere decir que vayan a dejar la prostitución pero sí que están en el camino de hacerlo".

Botella subrayó que en Madrid entre un 70 y un 80 por ciento de quienes ejercen la prostitución son emigrantes, que en muchos casos "no son totalmente libres, que han venido de su país con la promesa de un mundo mejor que luego no encuentran, que tienen detrás a mafias".

"Sé que es muy difícil eliminar la prostitución pero es bueno que se haya abierto este debate porque estoy convencida de que hay muchos clientes que no saben el drama que hay detrás de la prostitución", agregó.