"Su detención, el juicio y ahora esta sentencia condenatoria no son más que una farsa jurídica y política", afirmó Khan.

Un tribunal constituido en la prisión Insein de Yangón declaró hoy a esta dirigente opositora culpable de violar las condiciones de su arresto domiciliario, después de que un hombre que no había sido invitado pasara dos noches en su casa a principios de mayo.

En virtud del artículo 22 de la Ley de Protección del Estado de 1975, el tribunal condenó a Suu Kyi a tres años de cárcel, conmutados a 18 meses de arresto domiciliario, menos del máximo de cinco años de privación de libertad permitidos por la ley.

"Las autoridades de Myanmar esperan que la comunidad internacional vea en una condena inferior al máximo permitido por ley un acto de indulgencia, pero no lo es y no debe percibirse así, sobre todo en el seno de la Asean (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) o de la Unión Europea", añadió Khan.

La secretaria general de AI subrayó que Daw Aung San Suu Kyi lleva recluida más de 13 de los últimos 20 años, pero "nunca debería haber sido detenida. La única solución aceptable es su liberación inmediata e incondicional".

Amnistía Internacional recalcó que Suu Kyi, presa de conciencia, es una de las más de 2.150 personas recluidas por motivos políticos en Myanmar.