En un comunicado, Amnistía Internacional explica que la construcción de este muro, que en principio alcanzará los 650 kilómetros de longitud, les aisla de sus tierras de cultivo, las más fértiles de la zona y las mejor dotadas de recursos hídricos.

Además de la confiscación de terras, la construcción de la barrera está incrementando las restricciones a la libertad de circulación.

Los palestinos que viven en estas zonas deben cruzar la barrera en puestos de control designados, abiertos sólo a ciertas horas, para ir a trabajar, cuidar los campos, vender los productos agrícolas y acceder a la educación y a la atención médica. Además, los no residentes deben disponer de permisos especiales para entrar.

"Israel nunca debió transferir a su población civil a los Territorios Ocpados. Esto constituye una violación del derecho internacional humanitario. Ahora Israel debe subsanar esta violación, adoptando medidas concretas para evacuar a los colonos", señala Amnistía.