Defendió, bien al contrario, que estamos ante "ciudadanos titulares de todos los derechos fundamentales", aunque reconoció que "aún hoy, persisten situaciones en que se ven limitados estos derechos".

Álvarez Areces hizo estas consideraciones hoy en Gijón, en el acto de inaguración del III encuentro internacional sobre la acondroplasia, organizado por la Fundación ALPE.

A dicho evento también asisitó la organización Little People of América, la mayor organización de personas de talla baja del mundo, y representantes de este colectivo de diversos países europeos y latinoamericanos.

El jefe del Principado asturiano indicó que la acondroplasia "es una discapacidad dura, no solamente por los problemas de salud que conlleva, sino también y más determinante por los problemas psicológicos y sociales, como la exclusión y rechazo social".

Rechazó, precisamente, que el aspecto físico pueda determinar y condicionar la forma de relacionarnos, y manifestó que es responsabilidad de todos asegurar que no se produzcan situaciones de desigualdad y exclusión de las personas con discapacidad.

Álvarez recordó que "las políticas en el Principado de Asturias sobre la atención a las personas con discapacidad, parten de la idea de reconocer los derechos de ciudadanía de este grupo de población y admitir las necesidades de políticas que garanticen la igualdad de oportunidades, desde la estrategia de intervenir en los contextos sociales como auténticos elementos discapacitantes".

Del mismo modo, el presidente considera la transversalidad como un referente clave para que las actuaciones llevadas a cabo en materia de discapacidad (formación, empleo, salud) sean integrales y eficientes.

Álvarez declaró que "ponemos en valor las competencias personales de las personas con discapacidad frente a los déficit existentes, así como la importancia de ofrecer intervenciones y recursos desde la filosofía de la normalización, entendiendo que la diversidad y la diferencia enriquece al conjunto de la sociedad".