Así lo avanzó durante su intervención en la inauguración del VII Congreso Estatal de la Convivencia, que se celebra hasta el sábado en Logroño en colaboración con el Gobierno de La Rioja, que ha sido convocado por primera vez desde 2008 y al que asisten cerca de 600 docentes y expertos de toda España, según precisó su departamento en un comunicado.

La ministra puntualizó que el porcentaje de niños y adolescentes con trastornos mentales o de conducta “ha crecido tras la pandemia” y explicó que su gabinete está “desarrollando un plan que aborde este problema en el sistema educativo” y puso de manifiesto el “preocupante aumento” de los trastornos mentales y de la conducta en el alumnado.

A este respecto, señaló que este "problema” se está “tratando” en el grupo de trabajo de la convivencia del Ministerio con las comunidades autónomas en el seno de la Conferencia Sectorial de Educación, que trabaja en dicho plan de salud mental, enmarcado en el Plan de Acción 2021-2024 Salud Mental y covid-19 presentado por el Gobierno el pasado mes de octubre y que dará “especial importancia” a la formación del profesorado proporcionándole “herramientas” que le “ayuden a identificar y actuar ante estas situaciones”.

MEJORAR LA CONVIVENCIA

En paralelo, la ministra hizo hincapié en las cifras de acoso escolar, especialmente las del ciberacoso, un fenómeno que también ha crecido con la pandemia y uno de los temas que protagonizan este congreso “dadas las altas tasas de acoso en las redes, la adicción a estar hiperconectados desde edad temprana y todas sus derivadas”, tal y como subrayó Alegría.

A este respecto, Educación aseveró que el Grupo de Trabajo de Ciberconvivencia del Observatorio Estatal de la Convivencia Escolar presentará un avance de la guía de recomendaciones sobre ciberconvivencia para centros educativos elaborada junto con el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe) y dirigida a “fomentar el buen uso” de las tecnologías, la seguridad de los menores en la red y la convivencia “de todos los actores que conforman el entorno escolar”, incluyendo estudiantes, profesores y familias.

“Aprender a convivir no es solo un aprendizaje en sí mismo, sino que ayuda a mejorar y potenciar los aprendizajes académicos”, destacó la ministra, que se mostró consciente de que las emociones “influyen en el aprendizaje”. “A su vez, el rendimiento cognitivo de un estudiante, con todas sus consecuencias académicas y sociales, influye de forma decisiva sobre su estabilidad emocional, su confianza y su autoestima”, añadió.

En este punto, Educación defendió que su reforma educativa pretende, entre otras cuestiones, reforzar el aprendizaje para la convivencia con la introducción de la materia de Valores Cívicos y Éticos en Primaria y Secundaria, que abordará en sus contenidos el acoso y la violencia en la escuela, incluida la violencia contra las mujeres, un problema que juzgó “cada vez más común en la adolescencia".

Alegría aseguró que, “cuanto antes se aborde la formación en valores de convivencia, tolerancia, resolución pacífica de conflictos e igualdad de género, más beneficioso será para la sociedad”. “Mejorar la convivencia en nuestras escuelas es un objetivo de todos y nuestros escolares, nuestros niños, nuestros jóvenes, tienen que acudir a clase en un entorno seguro, donde sientan confianza para desplegar todo su potencial y, sobre todo, donde sean felices”, resolvió.