ALDAYA TARDARA SIETE U OCHO AÑOS EN RECUPERARSE DEL SECUESTRO, SEGUN EL CATEDRATICO DE PSICOPATOLOGIA DE LA COMPLUTENSE
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El empresario José María Aldaya, que mañana cumplirá ocho meses de secuestro a manos de ETA, tardará entre siete y ocho años en recuperarse de las secuelas de su prolongado cautiverio, dada la duración de éste y su edad, según explicó hoy a Servimedia el doctor Aquilino Poaino, catedrático de Psicopatología de la Universidad Complutense de Madrid.
Polaino señaló que, después de tantos meses, Aldaya habrá sufrido una "quiebra de la esperanza", un sentimiento cercano a la desesperación que deja a la víctima en un estado de "completa indefensión".
"Sentirá que ha perdido totalmente el control y que él ya no maneja su vida, sino que depende de otros", explicó el catedrático, quien agregó que el ánimo del empresario será tal que le impedirá hacer planes de futuro.
Aseguró que este sentimiento es más llevadera si la víctima logra ocupar su mente con buenos recuerdos de su vida que le den ánimos para aguantar el secuestro y resistir. "Sin embargo, puede ocurrir que se haya quebrado su esperanza, al no ver ninguna manifestación en sus secuestradores de liberarlo", agregó.
El doctor Polaino indicó que el siguiente paso en un cautiverio tan largo es un agravamiento del cuadro depresivo, que produce un descenso de la autoestima personal. Asimismo, cree que Aldaya tamién habrá presentado ya síntomas de "insomnio y bastante ansiedad".
"En algunos momentos, lo que desea probablemente es morir ya, por estar esperando un hecho que nunca llega, la liberación", aseguró. Añadió que incluso es posible que se le haya agotado la agresividad contra sus secuestradores, "porque se da cuenta de que está en una red de hechos que él no puede controlar".
En su opinión, seguramente Aldaya estará en tal estado que se habrá abandonado a su destino, "pasará olímpicamente" de sus aptores y los verá de forma "muy indiferente". Para el doctor Polaino, si no se fortalece en el recuerdo de su familia, el empresario lo estará pasando "francamente mal".
Este catedrático de Psicopatología relató que, una vez liberado, las secuelas del secuestro no desaparecerán, sino que las arrastrará durante varios años, además de padecer el síndrome de Estocolmo.
PERDONA Y OLVIDA
Explicó que este síndrome se resume en un sentimiento de agradecimiento hacia los secuestradores. "Por el hecho e recuperar lo más importante que tenemos entre las manos, que es la propia vida, uno perdona y olvida todo lo que ha pasado", dijo. "Hay un sentimiento de perdón y de no querer complicarle la vida a la gente que sí se la ha complicado a él".
Sin embargo, este deseo de perdonar y olvidar no hará que Aldaya, si es liberado, se recupere más fácilmente de las secuelas, que se resumen en apatía, indiferencia ante la vida, ansiedad crónica, incapacidad de rehacer su vida, pérdida de la actividad y una "siepre baja" autestima.
A su juicio, será muy importante el apoyo familiar, el de sus trabajadores y el de la sociedad, pero sin causarle agobios y acompasado al ritmo de su recuperación, que deberá ser progresiva, a base de ejercicio físico y de nuevos planes de futuro.
(SERVIMEDIA)
11 Ene 1996
VBR