ALDAYA. LOS ETARRAS REGALARON A ALDAYA UN SONAJERO PARA SU NIETA ANTES DE PONERLE EN LIBERTAD

MADRID
SERVIMEDIA

Los etarras que mantuvieron secuestrado a José María Aldaya durante 341 días regalaron al empresario vasco, el día que fue liberado, un sonajero para su nieta, que nació durante su cautiverio, según informaron hoy fuentes de la investigación.

De acuerdo con estas fuentes, a medianoche del pasado 13 de bril los secuestradores dieron a Aldaya el sonajero, que ahora está en manos de la policía, así como un reloj y un mechero en el momento de su liberación, con el fin de que aguardase una hora antes de avisar a las fuerzas de seguridad.

Indicaron que Aldaya tuvo conocimiento del nacimiento de su nieta durante su secuestro por boca de los etarras, con quienes celebró este evento, al igual que otras festividades como la Nochebuena, la Nochevieja, el Aberri Eguna o su cumpleaños, tomando champán, vinos y huletas, sin que constase en estos productos ninguna etiqueta.

De acuerdo con estas fuentes, Aldaya también pudo escribir durante su secuestro unas seis cartas a familiares y amigos, aunque no pudieron precisar si éstas llegaron a su destino, y agregaron que los etarras le facilitaron unos 80 libros, entre ellos algunos de Pablo Neruda, Groucho Marx e Isabel Allende, así como 'El Señor de los Anillos' de Tolkien, además de la sección de deportes del diario 'Egin'. Sin embargo, indicó que nunca puso laradio ni la televisión durante su cautiverio.

De acuerdo con estas fuentes, que precisaron que la investigación sigue abierta y está previsto que el magistrado que la lleva, Javier Gómez de Liaño, practique nuevas diligencias, durante su declaración de ayer ante el juez Aldaya mostró gran entereza y se mantuvo dialogante y firme en sus manifestaciones, insistiendo en que durante su secuestsro siempre permaneció en el mismo 'zulo'.

Añadieron que en la comparecencia del empresario ante el juez estuieron presentes en todo momento un médico forense de la Audiencia Nacional y otro del juzgado de Irún.

CORTE DE PELO

De acuerdo con la declaración prestada ayer por Aldaya, los secuestradores le cortaban el pelo cada cuatro meses, lo que para el empresario era un signo de que le iban a liberar. Asimismo, indicó que los etarras le facilitaban diariamente jabón y pasta de dientes en un vaso y le compraron diversa ropa, aunque todo ello sin ninguna etiqueta.

Asimismo, los secuestradores le facilitban cada cuatro días espuma de afeitar y una cuchilla, aunque también todo ello sin ninguna etiqueta.

El empresario también reveló que tras ser secuestrado, los etarras le quitaron la cartera que portaba, que le devolvieron antes de su liberación conteniendo todas sus tarjetas de crédito, aunque faltaba algo de dinero.

Afirmó que se pasó los siete primeros meses de su cautiverio durmiendo con la luz encendida, hasta que finalmente consiguió convencer a sus captores de que la apagasen.

Precis que el 'zulo' en el que pasó los once meses de secuestro tenía unas dimensiones de 3,5 metros de largo, 1,5 de ancho y 1,95 de altura, y en él hacía unos 10 kilómetros diarios que calculaba por los pasos que daba. Para realizar dichos paseos durante el día apoyaba el colchón que tenía para dormir en la pared, para disponer de más espacio.

Asimismo, supo que había estado 340 días secuestrado, lo que calculaba por las comidas que tomaba, que, según precisó, eran calientes y caseras, como lentejas o divrsos guisos. De este modo el empresario llegó a la conclusión del día en que se encontraba, lo que dijo a sus secuestradores el pasado 13 de abril señálandoles que era sábado.

BAJO TIERRA

Aldaya afirmó que nunca salió del 'zulo', en el que, según dijo, nunca oyó ningún ruido exterior, como vehículos o fenómenos atmosféricos, y tenía siempre la misma temperatura, por lo que las citadas fuentes sospechan que permaneció bajo tierra.

Según Aldaya, la persona que le vigiló durante el secuestro y conla que mantuvo contacto siempre fue la misma, un hombre que siempre iba encapuchado y desarmado y le hablaba en castellano. No obstante, sospecha que también había otros etarras, que eran quienes le facilitaban la comida desde la puerta del habitáculo.

El empresario dijo que con dicho secuestrador hablaba en varias ocasiones sobre política, concretamente sobre el problema vasco y ETA, y aunque el etarra decía siempre hablar en nombre de la organización terrorista, Aldaya le hacía ver el escaso apoyo qe tienen ETA y HB en el País Vasco.

Asimismo, señaló que jugaba al mus con su secuestrador, quien según afirmó le dio un trato bueno, llegando a hacerle un masaje cuando tuvo tendinitis y a facilitarle una pomada para unos granos que le salieron al parecer por el calor y la humedad el pasado verano.

Aldaya llegó a afirmar ayer al juez que más que perder con este secuestro, ha ganado muchos amigos, la solidaridad de los españoles y, en definitiva, una gran familia. Agregó que como consecuencia delcautiverio dejó de fumar, ya no toma güisqui y su empresa, Alditrans, ha aumentado su prestigio.

Reconoció que llegó a decir a los secuestradores que le matasen si eran valientes y que creyó en al menos siete ocasiones que le iban a liberar. Finalmente, el empresario dijo al magistrado desconocer si se había pagado rescate por su liberación, aunque precisó que nunca ETA le había pedido el pago del impuesto revolucionario y que él llevaba una vida normal como empresario, figurando su nombre en el listí telefónico.

(SERVIMEDIA)
18 Abr 1996
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