LA ALCALDESA DE ZARAGOZA CONTRAJO MATRIMONIO APADRINADA POR JOSE MARIA AZNAR
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Con 16 minutos de retraso sobre el horario previsto, la alcaldesa de Zaragoza, Luisa Fernanda Rudi Ubeda, dijo adiós esta tarde a 46 años de soltería, al contraer matrimonio con el empresario zaragozano José Sobrino Ducay, de 40 años.
La ceremonia, en la que ofició como padrino el presidente nacionl del Partido Popular, José María Aznar, y como madrina la madre del novio, tuvo como escenario la capilla del convento de clausura de Nuestra Señora de la Esperanza de las Madres Dominicas, situada a las afueras de la ciudad.
La novia llegó al monasterio hacia las 20,16 horas y, pocos minutos después, hizo su entrada en la capilla del brazo de José María Aznar. Luisa Fernanda Rudi vestía un traje de chaqueta de color crema, con falda por debajo de la rodilla, había prescindido del velo y adornaba su einado con un discreto tocado. El novio, que también rechazó la etiqueta, vestía un traje de color gris oscuro.
Tanto la llegada de los novios como la de los doscientos invitados a la ceremonia y los diferentes medios informativos estuvo rodeada de un fuerte, aunque discreto, dispositivo de seguridad, en el que, entre otros efectivos, participaron nueve GEOS que, durante toda la semana, han permanecido en Zaragoza.
Entre los presentes, y además de José María Aznar y su esposa, Ana Botella, figuraan el presidente del Gobierno Autónomo de Aragón, Santiago Lanzuela, Luis Ramallo, Rodrigo Rato y Federico Trillo, así como las alcaldesas de Valencia y Cádiz, Rita Barberá y Teófila Martínez, respectivamente. La gran ausente ha sido la alcaldesa de Málaga y amiga personal de Luisa Fernanda Rudi, Celia Villalobos, quien ha excusado su presencia en las últimas horas.
La permanente sonrisa del padrino contrastó, a lo largo de toda la ceremonia, con la seriedad de que hicieron gala los contrayentes, que penas cruzaron un par de miradas antes de estampar sus firmas en el libro nupcial, a las 21,10 horas.
Tras la boda, el recien estrenado matrimonio y los invitados se dirigieron al restaurante El Cachirulo, a menos de 500 metros del convento de las Madres Dominicas, para tomar una comida servida de pié, aunque con algunas mesas dispuestas para quienes desearan tomar un descanso, y con un surtido de repostería, en lugar de tarta nupcial.
Desveladas la totalidad de las incógnitas del enlace, cuyos dtalles han sido llevados con absoluta discrección hasta el mismo momento de la ceremonia, queda todavía por conocer el lugar elegido por los novios para disfrutar de su luna de miel.
(SERVIMEDIA)
12 Ene 1996
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