Borrell comentó que no hay nada más que añadir a la polémica suscitada por el trasvase Tajo-Segura porque es un tema ya tratado por el Consejo de Ministros y en el que se tomaron las decisiones oportunas.

"Desde luego, actualmente", señaló el ministro, "es muy difícil dejar contento a todo el mundo con cualquier acción de Gobierno que se ejecute, pero seríamos unos malos gobernantes si no afrontamos en su momento decisiones impopulares".

"De todas maneras", añadió, "y según el Plan Hidrológico Nacional, si no se hubiera cogido el agua, en octubre los embalses de Castilla-La Mancha, como el de Valdepeñas, seguirían en los niveles en donde se encuentran actualmente. Se hacía más necesario regar la huera levantina y murciana que defender unos posibles intereses lúdicos de los pantanos".

En el acto, Borrell se refirió también a una nueva sociedad que se está construyendo tras la caída de las economias planificadas y el receso del liberalismo.

Según el ministro, "nos encontramos en un mundo en transición marcado por el avance de las telecomunicaciones y los transportes, lo que ha hecho desaparecer las fronteras y las distancias. Las nuevas generaciones se va a encontrar demasiado pronto con un mudo demasiado joven".