Adena señala que, hasta el 4 de setiembre, se quemaron más de 365.000 hectáreas, lo que supone el doble de la arrasada en toda la década de los ochenta y representa el 2 por cien de la superficie arbolada de España.

Cristina García-Orcoyen, secretaria general de WWF/Adena, señaló que "las condiciones meteorologicas de este año -especialmente adversas- no justifican las dimensiones de los incendios".

A su juicio, "estas situaciones climáticas se reiten periódicamente en nuestro país (así como en los restantes países mediterráneos) y se debería estar prevenido para encararlas".

Adena cree que las causas de fondo de las dimensiones catastróficas que han alcanzado este año los incendios son la falta de coordinación de medios de extinción, la duplicidad de mandos, las órdenes contradictorias y los enfrentamientos con las personas afectadas.

La organización conservacionista pide una reflexión nacional sobre el destino de las áreas quemadas y suiere que "carece de sentido crear nuevas masas forestales sin garantizar, mínimamente, la supervivencia de las ya existentes".

En su opinión, "ha de tenerse muy en cuenta que resulta mucho más benéfica una regeneración natural (aunque pueda ser muy lenta) que una 'repoblación' insana medioambientalmente, que dificulta la regeneración de un verdadero ecosistema forestal y acelera la erosión y consecuente pérdida de suelo".