La acusación particular, que representa a los padres de David Martín, considera que los procesados Miguel Angel Castellanos Díez y Juan Luis Sanz Alvarez, deben cumplir penas de 18 años de cárcel cada uno por el aseinato del joven, mientras que los hermanos Juan Manuel y Eugenio González Gutiérrez deben ser condenados a 28 años de cárcel cada uno por el mismo delito.

Asimismo, pide para estos cuatro procesados, a los que solicita una indemnización de 50 millones de pesetas para los herederos de David Martín, penas de prisión por delito de lesiones a Antonio José Martínez Díaz, Alfonso Jesús Córdoba Saelices y Fidias Alfonso Tornel Juárez, amigos de la víctima que se encontraban en el lugar de los hechos cuando s produjo la agresión.

Por las agresiones contra Tornel Juárez, la acusación particular pide un año de prisión para un quinto procesado, Gonzalo Westermayer Barba. Además, exige que estas cinco personas paguen a los mencionados amigos de David Martín indemnizaciones que oscilan entre las 10.000 y las 500.000 pesetas.

Según la acusación particular, David Martín falleció al salir de la discoteca Matt, en cuyo interior ya había tenido un altercado con los procesados, pertenecientes al grupo conocido omo `pastilleros' o `malotes', que frecuentaba habitualmente el local. Una vez fuera, los agresores le propinaron una mortal paliza, que incluyó pisotones en el cráneo y patadas de diversa envergadura.

David Martín sufrió dos lesiones traumáticas con fractura craneal, una a nivel occipital y otra a nivel parietotemporal derecho con hemorragia cerebral, producto de dos impactos diferentes.

Asimismo, según consta en el escrito de la acusación particular, el joven asesinado presentaba otras lesionestraumátias consistentes en hematoma orbicular izquierdo, contusión nasal con fractura de los huesos propios de la nariz, hematoma contusivo en labio superior y hematoma contusivo en labio inferior.

La vista oral del caso comenzará el próximo 1 de abril en la Audiencia Provicinal de Madrid, día en el que también se celebra la del juicio contra los acusados por el crimen de Ricardo Rodríguez, de 20 años, que murió el 29 de mayo de 1995 en Costa Polvoranca, la conocida zona de copas de Alcorcón (Madrid). Ambos crímenes ocurrieron en un año especialmente sembrado por las agresiones de tribus urbanas y el incremento de la violencia juvenil y callejera, lo que obligó a los responsables políticos a replantearse las medidas policiales y la educación de los jóvenes. Asimismo, los ayuntamientos de las ciudades más violentas tuvieron que intensificar las sanciones a locales y discotecas que servían bebidas alcohólicas a menores.