Los hechos ocurrieron el pasado miércoles, 23 de abril, en un tramo sin vigilancia de la frontera, cerca del puesto fronterizo de Habur (Silopi) en la provincia de Sirnak, al sureste de Turquía.

De acuerdo con lo relatado a Acnur por testigos presenciales, las autoridades turcas habían intentado anteriormente deportar a la fuerza a 60 personas de diversas nacionalidades hacia Iraq, a través del puesto fronterizo oficial.

Las autoridades fronterizas iraquíes permitieron a 42 iraquíes entrar en el país, pero rechazaron la admisión de 18 iraníes y sirios.

La policía turca llevó a esas 18 personas, entre ellas cinco iraníes reconocidos como refugiados por Acnur, a un lugar donde un río divide a los dos países, y les obligó a cruzarlo.

Cuatro de esas personas, entre las que había un refugiado iraní, fueron arrastradas por la fuerte corriente del río y se ahogaron. Sus cuerpos aún no se han recuperado.

EXPLICACIONES

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados ha solicitado al Gobierno de Turquía que aclare las circunstancias de esta expulsión forzosa de refugiados y la trágica pérdida de vidas humanas.

Acnur había enviado previamente comunicaciones al gobierno turco solicitando que no se deportara a los cinco refugiados iraníes que habían sido detenidos cuando intentaban cruzar hacia Grecia de forma irregular.

A pesar de estas peticiones, los refugiados fueron introducidos en un autobús el martes y llevados a la frontera con Iraq en un viaje de 23 horas.

La Agencia de la ONU para los Refugiados había manifestado en diversos escritos remitidos al gobierno de Turquía que Acnur no considera Iraq un país seguro para estos refugiados.