Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, “las personas desplazadas por la fuerza están sufriendo los estragos de una tóxica mezcla de diversas crisis, que incluyen conflictos, cambio climático, costes desorbitados y los efectos de la guerra en Ucrania". "Esto puede verse en todo el mundo, pero las mujeres y las niñas se llevan la peor parte”, subrayó.

Explicó que muchos refugiados y desplazados internos no pueden cubrir necesidades básicas por la inflación, que se une también a la limitada asistencia humanitaria originada por la escasez de fondos y la interrupción de las cadenas de suministro.

"Las mujeres y las niñas desplazadas suelen ser las más vulnerables frente a las crisis", prosiguió, "debido a la pérdida de bienes y medios de subsistencia, la interrupción de redes de apoyo comunitarias y el hecho de que, con frecuencia, se ven excluidas de la educación y de otros tipos de protección social nacional". "Ante la escasez de alimentos y el aumento de los precios, muchas mujeres y niñas se ven obligadas a tomar decisiones terribles para sobrevivir", alertó.

Los matrimonios tempranos, el trabajo infantil y el intercambio de sexo por comida aumentan de manera "alarmante", mientras que los fondos destinados a cooperación disminuyen a nivel global, lamentó.