Según informó hoy la organización, el cierre completo de la franja impide la llegada alternativa de combustible y, en cualquier caso, los municipios no tendrían ya fondos para pagarlo.

La disminución del suministro eléctrico está afectando también a las neveras, y afecta por tanto a la conservación de alimentos frescos, justo en los meses en que las temperaturas superan los cuarenta grados. Los bienes básicos empiezan a escasear también en los mercados locales.

Pese al cierre de las fronteras las organizaciones humanitarias han conseguido hacer llegar algunos medicamentos a los hospitales pero si no se abastecen los mercados y se garantiza el suministro de energía a las bombas de agua la situación para los más vulnerables será insostenible en cuestión de días. Se calcula que las reservas de harina se agotarán en menos de una semana, igual que el arroz, el azúcar, el aceite y las legumbres.

Acción contra el Hambre se suma al llamamiento realizado por la Asociación Internacional de Agencias para el Desarrollo (AIDA), un colectivo de 70 organizaciones humanitarias que trabajan en los territorios palestinos, en una petición a la acción de la comunidad internacional para paliar esta grave crisis y solicita que se abran cuanto antes las fronteras para el abastecimiento de los mercados y el movimiento de trabajadores.