El tribunal, que reconoce la existencia de un delito de parricidio, estima que concurre en el procesado la eximente de enajenación mental, ya que, según certificaron varios especialistas en el juicio oral, padece oligofrenia en primer grado, y ordena su internamiento en el Hospital Psiquiátrico Provincial.

La sentencia considera probado que el 16 de octubre de 1991, el acusado se retiró a su habitación contrariado porque su madre, M.G.V., viuda y con un slo hijo, bajó el volumen del televisor.

Cuando la mujer se aproximó a su cuarto, R.R.G. reaccionó de forma violenta y la golpeó varias veces en la cara y la cabeza, causándole diversas contusiones que le pordujeron la muerte por hemorragia cerebral traumática.

Tanto el fiscal como la defensa solicitaron a la sala la absolución del procesado y su internamiento en un centro especializado.

Según el informe de los peritos, R.R.G. quedó oligofrénico a consecuencia de una meningitis que padeció ensu primera infancia y de la falta de educación y aprendizaje necesarios.

Su enfermedad, equiparable a la enajenación mental porque "afecta a sus capacidades cognitivas y relativas", es irreversible "y no es de esperar remisiones o mejorías en su estado", por lo que el tribunal decide su ingreso en el hospital "para que su vida transcurra con un mínimo de dignidad y seguridad para sí mismo y para los demás".