Esta opinión fue compartida por el grueso de los asistentes y, como ejemplo, se expuso el caso de Mafre Mutualidad, que, con 3 milloes de mutualistas, apenas cuenta con la asistencia de unas 3.000 personas a las asambleas.

La búsqueda de atractivos ajenos a las necesidades jurídicas o reglamentarias y que tengan más que ver con aspectos lúdicos y de entretenimiento fue la posible solución aportada por de Castro a esa falta de asistencia.

El convencimiento de la falta de incidencia del mutualista "porque confía en el equipo gestor o porque no confía en que su propia opinión influya en la decisión final", según indicó José LuisMonzón, presidente de CIRIEC-España, se esgrimió como una de las principales razones de esta apatía por parte de la base social.

Contrastando con esta opinión generalizada, Rafael Montoro, del grupo de cajas rurales, constató que ése no es el caso de las entidades de crédito, donde se alcanzan niveles de asistencia a las asambleas hasta del 60%.

Juan del Pino, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Málaga, aludió a un informe elaborado por este centro académico según l cual el máximo de asistencia media a las asambleas de las empresas de economía social ronda el 30 por ciento. Del total de participantes, apenas el 10 por ciento toman la palabra en estas reuniones.

Entre las posibles soluciones, se ha planteado la posibilidad de realizar asambleas virtuales a través de los medios informáticos. No obstante, se ha aludido a una experiencia de estas características celebrada en Cataluña, en la que el nivel de participación ha sido el mismo que en las de carácter presecial.

Estas opiniones fueron expuestas en el curso del seminario sobre "holdings" y grupos empresariales en la economía social, celebrado entre ayer y hoy en Segovia.