"Me dicen que tengo que luchar, y duro, para recuperarme plenamente", afirma Armero en una tribuna de "El Mundo". "Con fe y tenacidad. Con trabajo intenso. Con sacrificio. Con honestidad, o sea, sin engañarme a mí mismo ni engañar a quienes me rodean, esto es, sin corrupción".

El abogado muestra su perplejidad ante los avatares que han sacudido a España durante el tiempo que ha permanecido "dormido". "Entré en sueño cuando el 'jet' privado de 'bercorp' todavía se mantenía en el aire, aunque con los motores irremediablemente averiados (...). Banesto era la conquista y la promesa de la audacia y el modelo de agresividad y saber hacer en el planeta de los negocios", comenta.

Los eventos del 92 sólo los podrá recordar Armero a través de los libros. "Barcelona estallaba en los últimos preparativos de los Juegos Olímpicos y Sevilla, más que una fiesta, era un pintor con vocación universal. El AVE, como un misil, enlazaba ya la capital por excelenia con la andaluza. Y aquel mayo del 92, primavera estallante, olía a flores y se palpaba dinero fresco". escribe el abogado.

"Tanto tiempo dormido, en duermevela, o en estado crepuscular, me ha privado de seguir, quizá de sufrir, un año y medio largo de sobresaltos", señala José María Armero en referencia a los últimos cambios en el mundo económico y financiero.

"Me dormí con el dólar a noventa y pocas pesetas y me he despertado con la divisa norteamericana a casi ciento cincuenta", recalca, y aade: "Ibercorp y su 'jet' han desaparecido. KIO está en pedazos y en pleitos enmarañados. Banesto ha entrado en el quirófano de urgencias. ¿Con qué tipo o calidad de materiales habíamos construido aquellos alegres castillos económicos?".

El abogado termina su columna trazando un paralelismo entre su dolencia personal y los males de España, y afirma que librarse del sueño del enriquecimiento fácil "es el despertar y la terapia que necesita la sociedad española".