Según esta organización, existe un grave déficit en el tratamiento a estas personas, ya que los centros privados suelen costar entre 900 y 1.800 euros al mes, algo que repercute de manera negativa en la economía familiar.

La cantidad de horas al día que los más de 500.000 pacientes requieren para su cuidado obliga a que más de la mitad de los cuidadores tenga que abandonar su puesto de trabajo.

Además, a elo hay que sumar la presión psicológica a la que están sometidos por la dureza de la situación de la enfermedad y su prolongación en el tiempo, ya que la media de vida de estos pacientes es de 10 a 15 años.

Otro de los problemas con los que se encuentran los familiares es que los enfermos requieren unos cuidados especiales para los que, la mayoría de los cuidadores no están cualificados.