“Aunque la precaución y el seguimiento cercano del mercado es obligado ante situaciones de inestabilidad, todo hace pensar que la normalización del mercado llegará de modo natural una vez se enfríen y se asuman las nuevas cifras”, señala Medio ambiente en un comunicado.

El Gobierno explica que el Instituto Internacional de Investigación de Política Alimentaria ha descartado un ascenso rápido de los precios mundiales de los alimentos, porque el rango de volatilidad de precios está dentro de la normalidad y el suministro de trigo está asegurado, por existir, a nivel mundial, un exceso de oferta de trigo que el menor potencial exportador ruso vendrá a compensar.

En concreto, las estimaciones en la presente campaña arrojan una producción mundial de 1.778,62 millones de cereales, de los que 661,07 son de trigo y 832,38 de maíz.

Estas cifras, unidas a unas existencias iniciales de 381,80 millones de toneladas, arrojan una cantidad disponible de cereales de 2.160,42 millones de toneladas para unas necesidades estimadas de consumo de 1.793,19 millones. De estos datos se desprenden existencias restantes en torno al 20,5% del consumo, valor que se considera en parámetros de normalidad.

En la campaña 2007/2008, en la que se produjo la crisis mundial de alimentos, las existencias restantes fueron del 16,4%. La producción se quedó en 1.689,24 millones de toneladas.

Desde el pasado mes de julio Rusia sufre la mayor sequía del último siglo. La oleada de incendios que la acompaña ha destruido más de 10 millones de hectáreas de cultivo, lo que ha llevado al Gobierno ruso a suspender temporalmente, desde el 15 de agosto hasta fin de año, las exportaciones de trigo, cebada, centeno y maíz, además de las de harinas de trigo y centeno.

Por su parte, otros países del Este de Europa y Canadá se están viendo afectados por exceso de lluvias e inundaciones, y hace unos días se inició en Argentina una huelga de almacenistas de grano que durará 48 horas y retrasará las exportaciones.

Todos estos hechos extraordinarios han desencadenado una subida de precios de los cereales, especialmente trigo, en los mercados internacionales que algunos comparan con la denominada crisis alimentaria de hace dos años.