AIRE es producto de un acuerdo entre la Comisión Europea y la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) cuyo objetivo es desarrollar métodos que permitan reducir las emisiones de CO2 de las rutas aéreas transatlánticas, a través de la mejora del uso de la tecnología actual y la gestión de las operaciones de tierra.

En la iniciativa también participan los operadores aeroportuarios LFV Sweden y Swedavia, las líneas aéreas SAS y el fabricante de sistemas electrónicos para la aviación Rockwell Collins.

El proyecto evaluará el impacto medioambiental desde el aeropuerto de partida al de destino, a diferencia de proyectos previos que se habían centrado en reducir los kilómetros recorridos y hacer los aterrizajes más eficientes.

Se pondrá en marcha a lo largo de este año y tendrá una duración de 10 meses, en los que se prevé evaluar vuelos comerciales entre los aeropuertos de Landvetter de Gotemburgo y Arlanda de Estocolmo con el fin de desarrollar métodos que permitan reducir la huella de CO2 de la aviación comercial.