Según informó la Policía, han sido detenidas 17 personas por delitos de asociación ilícita, relativos a la prostitución, receptación y detención ilegal.

Los arrestados coaccionaban a las mujeres y a personas de su entorno e, incluso, llegaron a realizar pagos en efectivo por hacerse con el control de algunas víctimas, a las que a partir de entonces trataban como esclavas. Ambos grupos son responsables de graves ajustes de cuentas que no eran denunciados, sino vengados.

La denuncia de la madre de una de las víctimas propició el inicio de la investigación, después de que su hija, menor de edad, desapareciera. La menor era controlada por dos proxenetas y obligada a prostituirse.

FÉRREO CONTROL

Los investigadores averiguaron que la menor era explotada por una organización perfectamente estructurada. La cúspide de la red ejercía un férreo control sobre las mujeres en zonas delimitadas, con horarios definidos, y utilizaba pisos alquilados para el alojamiento de las víctimas.

Los proxenetas buscaban continuamente nuevas mujeres sobre las que ejercer la explotación, mediante nuevas captaciones o incluso mediante la "compra y venta" de las víctimas con otros proxenetas.

La citada organización se disputaba el control de los beneficios de la prostitución con otro grupo organizado asentado en Madrid. El enfrentamiento entre ambos grupos se traducía en ajustes de cuentas que no eran denunciados, sino que provocaban nuevas venganzas.

Las coacciones eran ejecutadas por miembros de la organización especialmente seleccionados para esas funciones. Dos de sus miembros, haciéndose pasar por policías, trataron de secuestrar a un rival e introducirlo en un vehículo. Aunque no lo consiguieron, le causaron heridas con unos grilletes al intentar inmovilizarlo.