Durante el Debate sobre el Estado de la Nación y en su primera intervención tras la exposición del presidente, Rajoy acusó a Rodríguez Zapatero de promover aquella reforma estatutaria en un “ejercicio difícilmente repetible de engaños en todas direcciones”.

Denunció que primero engañó a los catalanes al prometer que aprobaría lo que saliera del Parlamento autonómico, después “ninguneó” a su partido al pactar con sus adversarios políticos en la comunidad autónoma, a los que después “también engañó”, como al conjunto de los españoles cuando aseguró que el texto había quedado libre de cualquier inconstitucionalidad.

Le alertó además de que no puede decir que el Constitucional ha respaldado globalmente el Estatuto mientras su compañero de filas y presidente de la Generalitat encabeza las movilizaciones contra la sentencia, porque decir “una cosa aquí y otra allí” es un “nuevo engaño”.

“De engaño en engaño”, le dijo, ha generado “una grave crisis institucional de consecuencias imprevisibles” que se suma a la economíca y social. “¿Cómo se puede confiar en usted?”, le preguntó.

Le pidió por ello que no engañe más a los ciudadanos, “deje el asunto en paz” y respalde la sentencia “sin añadir más leña al fuego con mas promesas que sólo buscan rentabilidad electoral inmediata”.

Lo que procede, en opinión de Rajoy, es “mirar al futuro” y dar a España el proyecto que necesita, “común, en el que quepamos todos, se respeten los consensos constitucionales, en el que no se juegue a dividir sino a sumar, y no se engañe a los ciudadanos, en el que se entiendan y respeten los sentimientos de todos y el Gobierno se ocupe de resolver los problemas de los ciudadanos y no de acrecentarlos”.

La lección de esa sentencia, concluyó Rajoy, es “la confirmación de que en usted no se puede confiar” por mucho que se empeñe en “disfrazar la verdad”.