El director del PMA en Kenia, Burkard Oberle, afirmó que hay "luces rojas intermitentes en todo el país" porque "las personas ya están pasando hambre, la desnutrición se extiende cada vez más entre los niños y el ganado se está muriendo".

Actualmente, el PMA distribuye víveres a 2,6 millones de kenianos, mientras que el Gobierno de este país asiste a 1,2 millones más, pero sólo lo hará hasta finales de octubre.

Las sequías han afectado a Kenia en las últimas cuatro temporadas de lluvias, lo que ha obligado a muchas familias a tomar medidas extremas, como la reducción de las raciones diarias de comida o la ingesta de alimentos más baratos y menos nutritivos.

El PMA advirtió de que la situación se agravará en los próximos meses e indicó que, según el Gobierno keniano, la cosecha de maíz caerá un 28% sobre el promedio de los últimos cinco años, y el pasto y el agua para el ganado están disminuyendo rápidamente.

Además, las tasas de malnutrición aguda entre los niños menores de cinco años supera el 20% en algunas zonas, por encima del umbral del 15% de emergencia; los pastores están particularmente afectados y la mayoría de los ganaderos se han visto obligados a emigrar a grandes distancias con su ganado para buscar desesperadamente pastos, dejando así a sus esposas e hijos sin acceso a la leche.

"La vida nunca ha sido fácil para los pobres en Kenia, pero ahora las condiciones son más desesperadas que en una década. El PMA está tratando de ayudar a casi 1 de cada 10 kenianos para hacer frente a esta grave crisis, pero no podemos hacerlo sin dinero", resumió Oberle.