Según informó este viernes la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid, los jóvenes, todos ellos españoles, pertenecen a familias con un alto poder adquisitivo y bien estructuradas, y, al parecer y según sus propias declaraciones, no delinquían por necesidad, sino por experimentar nuevas sensaciones, llegando incluso a regalar los efectos sustraídos a sus amigos y conocidos.

La investigación comenzó el pasado mes de abril al detectarse un incremento en el número de denuncias de robos en viviendas unifamiliares llevados a cabo por la noche, cuando las víctimas estaban durmiendo. Los agentes centraron sus esfuerzos en localizar en el mercado de segunda mano alguno de los efectos robados, gestiones que permitieron identificar a los integrantes del grupo delictivo.

Según la Guardia Civil, los delincuentes tienen unas estupendas condiciones físicas, lo que les permitía acceder a las casas trepando, incluso a los segundos pisos de las viviendas, para luego acceder a su interior tras forzar una puerta o ventana. Los jóvenes no realizaban un estudio previo de la zona en la que iban a actuar, sino que aprovechaban sus reuniones amistosas para, en un momento determinado, decidir cometer un robo.

Para ocultar los efectos robados sin ser descubiertos, contaban con un garaje, lugar donde se han recuperado pantallas de televisión, ordenadores, relojes, teléfonos móviles y otro material electrónico.

El pasado 2 de junio fueron detenidos tres de los jóvenes

(A.O.G, G.G.B y F.G.A), y el pasado martes, 29 de junio, el cuarto (A.M.M.). Los tres primeros ya han ingresado en prisión y el cuarto, puesto a disposición judicial en la mañana de ayer, ha ingresado en un Centro de Internamiento de Menores, ya que ha cumplido muy recientemente los 18 años de edad.