En su informe, Greenpeace destaca que la venta de la madera otenida de la Amazonia enriquece a firmas que no son brasileñas, por lo que ha iniciado una campaña de defensa de la selva, que este año se centrará en frenar las actividades ilegales de las multinacionales.

Para ello, la organización ecologista, desde sus dos oficinas en Brasil, se encarga de recoger documentación sobre las actividades de deforestación y publica detalles de las empresas responsables, con el objetivo de demandar judicialmente a los explotadores ilegales.

En un reciente informe, Grenpeace identificó a diecisiete corporaciones brasileñas, propiedad parcial o total de firmas extranjeras, dedicadas a la explotación silvícola de forma ilegal. En un futuro, publicará otro estudio sobre más de una docena de compañías.