En la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros, la vicepresidenta explicó que el Gobierno sigue trabajando en esa reforma para adecuarla a los cambios que ha vivido España en los últimos treinta años, y lo está haciendo “con sosiego y sin precipitación”.

Aseguró por ello que aún “es pronto” para precisar cómo se regularán asuntos concretos como el uso del burka, pero garantizó que se hará “de forma equilibrada y proporcional” y que en la Ley prevalecerá “el sentido común” y nadie se sentirá “excluido” por la aplicación de su contenido.

En todo caso, la vicepresidenta se mostró convencida de que en España no existe un problema por el uso del burka porque es “muy minoritario” y prevalece la convivencia entre las manifestaciones religiosas.

La posición del Gobierno ante esa reforma seguirá siendo respetar todas esas manifestaciones religiosas “siempre que no atenten contra la libertad, la dignidad de las personas y su seguridad”.